Según diversos estudios médicos entre un 15% y un 20% de la población tiene intolerancia a la lactosa. Eso significa que cada vez hay más al igual que sucede con los celíacos o alérgicos alimentarios. Sin embargo, muy poca gente tiene un claro diagnóstico de intolerancia a la lactosa. Por eso, hoy me gustaría hablaros de las diferentes pruebas médicas que existen para detectar la intolerancia a la lactosa.
Test respiratorio de Hidrógeno
Es el principal método de diagnóstico (el más utilizado por los médicos). Mediante esta prueba se detecta la cantidad de hidrógeno en el aliento tras consumir una dosis de lactosa en función de la edad y el peso.
En esta prueba, lo primero es pasar un periodo de ayuno que va de las 6 a 12 horas dependiendo de la edad. Se toman unas muestras de hidrógeno soplando en un recipiente cerrado. Luego se prepara una solución de unos 25gr de lactosa mezclada con agua que debes consumir en un tiempo determinado.
A continuación, se van tomando nuevas muestras respiratorias cada 15- 20 minutos para analizar los niveles de hidrógeno, ya que las personas con intolerancia a la lactosa producen más hidrógeno en su respiración a causa de una mala absorción de los azúcares de la lactosa.
Dependiendo de la cantidad de hidrógeno que produzca el organismo se determinará una intolerancia más o menos severa. La prueba es algo pesada, más que nada por el ayuno y porque dura entre 3 y 4 horas en las que te tienes que pasar en observación.
Test de tolerancia a la lactosa en sangre
Se trata de la segunda prueba más utilizada para diagnosticar la intolerancia a la lactosa. Consiste en diversas extracciones de sangre que comprueban los niveles de glucosa en sangre. ¿Y por qué glucosa? Pues porqué cuando consumimos productos con lactosa la encima lactasa descompone la lactosa en dos moléculas más pequeñas: la glucosa y la galactosa. Por lo que, tras consumir lactosa, los niveles de glucosa en nuestro organismo se incrementan, y si no es así, es que existe un déficit de lactasa y por consiguiente, una intolerancia a la lactosa.
Esta prueba es muy similar a la anterior, pero en lugar de extraer muestras respiratorias, las muestras son sanguíneas. La prueba debe iniciarse con un ayuno previo de unas 8 horas. A continuación se debe ingerir una dosis de lactosa mezclada con agua. Tras 30 minutos se tomará una primera muestra de sangre que se repetirá tras 1 y 2 horas después. Si nuestro organismo tiene menos de 20mg de glucosa por decilitro de sangre es que existe una intolerancia a la lactosa.
Otras pruebas de Intolerancia a la lactosa
A continuación hay dos pruebas menos frecuentes pero que también se utilizan para diagnosticar la intolerancia a la lactosa. Se trata de la biopsia intestinal o el test genético de intolerancia a la lactosa.
En la biopsia intestinal se extrae una muestra de mucosa intestinal para analizar los niveles de lactasa. La prueba se hace mediante una endoscopia, pero no es de las más fiables ya que los niveles de actividad de lactasa pueden variar en función de la zona del intestino.
También existe un test genético para detectar unas variaciones genéticas en el ADN que indicarían una intolerancia a la lactosa. En el caso de los bebés, cuya alimentación es prácticamente a base de leche también existe un análisis de pH en las heces que permite determinar si se padece una intolerancia a la lactosa.
Éstas son las pruebas de diagnóstico que utilizan los médicos para determinar si existe o no una intolerancia a la lactosa.
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