Hoy quiero aprovechar estas líneas para explicaros un tema que nos llama mucho la atención y que estoy segura que los intolerantes a la lactosa os habéis preguntado alguna vez: ¿De qué manera se elabora la leche sin lactosa?
Aunque para explicarlo bien vamos a ir por partes.
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es un azúcar presente en la leche de los mamíferos. Según el tipo de leche, puede presentar más o menos. Por ejemplo, la leche de camella o la de oveja presentan más cantidad de lactosa que la leche de vaca.
Hoy quiero aprovechar estas líneas para explicaros un tema que nos llama mucho la atención y que estoy segura que los intolerantes a la lactosa os habéis preguntado alguna vez: ¿De qué manera se elabora la leche sin lactosa?
Aunque para explicarlo bien vamos a ir por partes.
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es un azúcar presente en la leche de los mamíferos. Según el tipo de leche, puede presentar más o menos. Por ejemplo, la leche de camella o la de oveja presentan más cantidad de lactosa que la leche de vaca.
La lactosa se compone de dos moléculas, la glucosa y la galactosa, que para una correcta digestión deben separarse en nuestro intestino. La encargada de separar a estas dos moléculas para que no nos den guerra después de comer leche o queso es la enzima de lactasa.
Sin embargo, alrededor de un 15% de la población no tienen suficiente lactasa en su organismo y por tanto, cuando consumen un producto con lactosa tienen muchas dificultades para digerirlo: dolores abdominales, acumulación de gases, diarreas e inflamación abdominal. A estas personas se las conoce como intolerantes a la lactosa.
A causa de esta deficiencia de lactasa, los intolerantes a la lactosa deben consumir productos específicos sin lactosa.
¿Cómo se elabora la leche sin lactosa?
A diferencia de lo que mucha gente se piensa, los fabricantes de leche sin lactosa no se dedican a separar la leche de la lactosa y luego, eliminar la lactosa. Es algo diferente.
Lo que hacen los productores de la leche es añadir pequeñas cantidades de la enzima de lactasa en la leche, de manera que la lactosa se descomponga en las moléculas que la forman: la glucosa y galactosa. Es decir, lo que realmente se trata es de reproducir lo que pasa en nuestro intestino para que no tengamos problemas al digerir la lactosa.
El resultado final es reducir los niveles de lactosa en un porcentaje que varia según la marca de la leche sin lactosa, ya que no olvidemos que hay productos bajos en lactosa que no son sin lactosa.
La leche sin lactosa no es apta para alérgicos a la leche
Es muy importante marcar la diferencia. Un alérgico a la leche tiene una reacción alérgica a la ingesta de las proteínas de la leche, no sólo a la lactosa. Por tanto, es muy importante dejar claro que no es lo mismo la alergia a la leche que la intolerancia a la lactosa. Los alérgicos a la leche no pueden tomar leche sin lactosa, ya que la leche sin lactosa sigue manteniendo las proteínas de la leche animal.
Sin embargo, tanto alérgicos a la leche como intolerantes a la lactosa pueden tomar leches vegetales.
La leche sin lactosa ¿es más digestiva?
A menudo escuchamos que la leche sin lactosa es más digestiva que la leche con lactosa. Esto se debe a que al consumir leche sin lactosa nuestro organismo realiza menos trabajo, porque la enzima de la lactasa no tiene que descomponer la lactosa.
Sin embargo, si nos acostumbramos a consumir leche sin lactosa pueden producirse pequeñas intolerancias temporales a la lactosa, ya que nuestro organismo se relaja y debe volver a acostumbrarse a digerir de nuevo este azúcar de la leche.
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