Ser celíaco, alérgico o intolerante también tiene su parte divertida. Me explico, es curioso ver como todo el mundo tiene las mismas reacciones cuando les explicas tu problema. De hecho, me he dado cuenta que cuando vas a un evento o fiesta donde no puedes comer algo, todo el mundo reacciona más o menos igual.
Por eso, he seleccionado 5 manías que tiene la gente cuando les dices que no puedes comer algo porque eres celíaco, alérgico o tienes una intolerancia alimentaria.
1) Revisan el etiquetado para asegurarse que es verdad
La mayoría de la gente lo hace. Parece como si desconfiaran de tu “no puedo”. Amigo mio, ¿Te crees que no me apetece comerme esa exquisita galleta que tienes en tus manos? ¿En serio? Si te digo que “no puedo”, es porque antes que tu hayas dado vuelta al envase y te pongas a analizar los ingredientes, mi cabeza ya ha calculado la masa de alérgenos que lleva esa galleta tan rica. O en su defecto, en una de mis 349.405 visitas al supermercado me he leído los mismos ingredientes que estás tratando de descifrar.
Y no. No es sin gluten. Ni sin huevo. Ni sin leche. Lamentablemente si fuera así, lo más probable es que no fuera ni la mitad de apetecible.
2) Te preguntan “¿Pero como va a llevar leche el jamón dulce?“
Muchas veces se trata de una pregunta tipo examen. En el sentido ¿Pero cómo van a llevar gluten las patatas fritas? o ¿cómo va a llevar leche el jamón dulce? Paciencia. Pues sí, algunos de estos productos llevan. Ni te imaginas los alimentos que llevan gluten y no lo sabes. O en caso que no lleven alérgenos, en una fiesta donde todo el mundo está picoteando mil cosas diferentes es muy difícil que puedas comer patatas o jamón con tranquilidad y sin que nadie haya metido su zarpaza llena de alérgenos en el bol común. La contaminación cruzada es un concepto complicado de explicar en una fiesta de cumpleaños.
3) Cómete solo la parte que puedas.
Os pongo en situación. Típico pastel de cumpleaños estilo mousse. Empiezan a repartir trozos y tu automáticamente te retiras diciendo “No gracias, que yo no puedo”. Entonces alguien suelta, “Anda, come la parte que puedas” o “retira la galleta y ya está” o “coge el chocolate”. Esa manía tan fea de “por un poquito no pasa nada”, que tan arraigada está.
4) ¿Y que te va a pasar si te lo comes?
Una cosa es la pregunta curiosa de no tengo ni idea y te pregunto al respecto, pero otra muy diferente es la pregunta hecha con rabia, con esa sensación de “pero si no es para tanto”. Yo siempre procuro pensar que estas preguntas no se hacen desde la maldad, sino desde el desconocimiento. ¿Por qué cuando dices que tienes intolerancia o alergia a un alimento parece como si no fuera importante?
5) ¡Pues vaya! ¿Y tampoco puedes esto? ¿Y esto otro?
No, no y no. Lo sé, es un rollazo y te aseguro que me gustaría poderlo comer tanto como a ti te gustaría que yo me lo comiese. Sin embargo no va a poder ser. No insistas. En serio.
Al final resulta curioso descubrir como decir “no puedo” es tan complicado. ¿ Y lo bonito? La cantidad de maneras que tiene la gente de preocuparse en que te sientas integrado. La mayoría de personas lo hacen sin tener ni idea de tu alergia o intolerancia, pero al fin y al cabo, con la intención de que puedas comer como el resto.
Por cierto, no queremos dejar pasar el día sin felicitar a todos los papás. ¡Gracias a todos los padres que cada día luchan por que sus niños tengan que decir menos veces “no puedo”! Este artículo también va por vosotros.
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